miércoles, 6 de diciembre de 2006


yo insomne

un tanto especulativo
pensando en alto todo el tiempo
por lo general me encabalgo
pensar y hablar
suena ripio
no puedo dejar de escucharme
y no puedo hacerme callar
no puedo tapar los oídos en medio de la calle y hacer silencio
y creo salir del trance
oscuro en los tiempos
claro en mañana de buen dormir, que son las menos
arcaico en las lecturas
en resumen, especulativo pero cierto.



rumpite libros, ne corda vestra
rumpantur

he perdido el árbol de la muerte
y sus escritos en la entrada de los placeres
en la calle me los arrebataron
como anticipando mis imposibilidades
me voy rompiendo en los bites
me los quitaron a punta de cañón
en el andén
vacío quedó el asiento
del cuerpo hastiado de siempre
estaba su sombra
es lo que queda de las pérdidas
es lo que nos consuela
es hacer de las pérdidas un rito budista para conformarnos
alquimistas posmos
a los que les han roto los libros salvando la cordura
es este infausto viaje el que nos lleva sin velas
al irremediable infierno de las páginas alzadas como bretes.
quizá todo placer sea alivio
el miedo va asociado al dolor
y dolor no infunde miedo
para qué mirar dentro de la zanja
de autopista de infinitas capitales
en los subterráneos
suturas, cicatrices que dejan
ex profeso, sus hilos y andamiajes al descubierto
que de tanto no comer se nos seca la razón
de paso la moral, la culpa y la redención
que padecemos de un misticismos a rato comedia del ingenuo
enumero mis ingenuas deudas:
juan herrera y el descrédito de la redención
cori y mi vanidad de showman zooropa
damsi y mi aversión a intercambiar ropa con cualquiera
o a vendar las estatuas
con nicolás y germán perdí la fe
en los marxistoides artificios lingüísticos
con jaime lo circunspecto de las veladuras.
cuándo perdí mis escritos de 30 años pedí la bala
pero me sentenciaron a seguir escribiendo…
y a negarme:
primera negación matar a mi madre
segunda negación cambiarme el nombre
tercera negación pagar mis deudas



en la entrada de la veinte de peñalolén

está pollock derramando sobre sus cuadros
la sangre de una gallina degollada
en la veinte de peña está teseo
y también están los humores que la falopa deja entrever
así como la 10 la cinco es la división de la muerte
la veinte
la cinco se inicia con una hechiza de dos cartuchos
que, que te veni a pone la fianza
te epero yo holo yo holo al toque
-pollock y teseo se reconocen-
la mujer que quiero no reconoce el rostro del minotauro
entra por mi puerta trasera y se desnuda frente al espejo
y entre los dientes canta
-son aquellos cuarentones que te tocan los pezones,
te dicen no me llores, esto no da más-
en el hotel español de avenida de mayo
el cable muestra estas frases intercaladas con los recuerdos de peña
estarán matando a alguien por 500 de mandanga
por ese segundo de omnipotencia
suficiente como para correr los riesgos
en la división de la muerte en la veinte las líneas
y los codos de cobre la llevan y no los neomarxista ni la socialdemocracia
cada frase de la veinte es una línea de polvo
un paso peatonal en trazos densos como semen
reflectantes como mandanga
de la veinte ni chomski sale ileso



caída de false cipres

dos veces he dormido con una mujer
una por lastima y otra por admiración
ahora veo mi rostro en este espejo
no identifico el mió
es una sombra colgando de la higuera.
intento dormir para recuperar mi semblante.
vuelvo a mirar y no aparece.
es haber perdido mi cara
perdida definitivamente.
el transcurso, rutina,
un café, un coito, segundos
será que ronda la muerte.
hay higueras basales de mi estirpe
permaneciendo en cada entrada,
cabellos deslizándose por los azulejos
semejando una danza ritual
en espera de que se desgaje el futuro.
los diapasones son mi obsesión
lo acerco a mi oído
tratando de descifran sus código.
ya me hablaron de la muerte de la colorida y de millán…
me van contando del bio-bio
al este del paraíso,
san pedro de la paz
nuestra señora de la de la inmaculada concepción
de la isla artificial que se llevó el rió
de un amigo de millán
que se llevo la muerte veinticinco años antes
lo escucho y me sisea las sombras de meitzner
su pieza con aroma a postración.
veo caer los alerces a mi entorno
y los false cipres, no sirven para calafatear mi gótica visión.